jueves, 12 de agosto de 2010

Cuéntale tus Planes a Dios


Hay un dicho que dice si quieres hacer reir a Dios, cuéntale tus planes, ¿por qué?, muy sencillo: geralmente programamos nuestra vida en prácticamente todos los aspectos, menos el espiritual, olvidándonos de que sólo Él sabe lo que nos conviene y en qué momento.
He de decir que paso por un momento sumamente difícil. Tengo más de dos años de casada y no tenemos hijos, hay un problema de esterilidad que es, según la ciencia, imposible que me quede embarazada. Desde muy niña sentí el deseo de ser madre y con el paso de los años se ha acrecentado. Llegó un momento en que pensé era el adecuado, sin embargo me encontré con que no podemos engendrar.
Esto no afectó mi matrimonio, ni el amor que tengo a mi esposo, ni el de él hacia mi. Sencillamente nos refugiamos en la única persona que podíamos hacerlo, sobre todo yo: Dios.
Y llegó la luz: la adopción. Ambos lo deseamos con todo nuestro ser, estamos en el proceso y tenemos toda la fe en que cuando sea el momento, de Dios, nuestro hijo va a llegar.
El camino no es de rosas, es una montaña rusa de emociones, un subibaja de estados de ánimo, miedos, procesos burocráticos que hacen dudar hasta al más ecuánime... pero seguimos, porque no nos soltamos de la mano de Jesús.
Sin embargo no es sólo eso, hace casi tres años murieron dos de mis hermanos con apenas cinco meses de diferencia, y es un dolor con el que se aprende a vivir, aunque sé que están en un lugar mejor, su ausencia física sigue doliendo.
Al iniciar el año a mi hermana le detectaron cáncer, otro golpe que casi nos noqueó, pero seguimos adelante.
Hace unos días a una de mis sobrinas le detectaron miomas y su estado de salud se ha complicado por una serie de cosas que padeció en el pasado; otra sobrina tiene un quiste en un ovario y también tiene que ser operada.
Todo esto ha afectado más mi estado de ánimo, me invade la tristeza ante la incertidumbre de lo que tengamos que pasar.
Este año murieron los dos tíos que me quedaban (uno hermano de mi mamá, el otro de mi papá), en mi trabajo hubo semanas en que las cosas se complicaron tanto que estuve a punto de renunciar, ahora parece que al menos en ese aspecto, la situación se ha normalizado.
Pienso en todo esto y sí, sufro, pero también pienso: Dios no nos manda nada más fuerte de lo que podamos sobrellevar.
Y me refugio en Él, me critican por ser católica, he recibido agresiones muy fuertes por eso, burlas que duelen, sí, pero que a pesar de todo no me hacen dudar de lo que creo porque sólo en mi fe, en la iglesia, en mi amor a Dios y a la Virgen encuentro paz y la fuerza que necesito para continuar.
Aclaro que no es un post de quejas, sino es donde puedo decir lo que pienso, lo que siento y lo creo.
Creo en Dios, en su iglesia; siento una paz y una fuerza que nada, ni nadie más, me ha dado nunca, y pienso que Jesús nunca se equivoca y nos lleva por el camino que Él cree que debemos ir.
Por eso ahora ya no le cuento mis planes, ahora me dejo llevar por donde Él quiera que vaya, y sí lo quiero ver sonreir, pero por hacer lo que me corresponde para que SUS PLANES se hagan en mi familia y en mi persona según su VOLUNTAD

1 comentario:

Unknown dijo...

Muchas gracias por compartir tu experiencia. Por alguna "casualidad" llegué aquí, y me detuve a leer tus palabras que me transmitieron mucho, sobre todo admiración porque a pesar de todas tus circunstancias vividas, tu fe te permite escribir hermosas palabras para quienes a veces no las tenemos y no podemos transmitir el amor de Dios. Bendiciones Nina.