sábado, 28 de abril de 2012

La Fortaleza

La FORTALEZA es la virtud que hace al hombre intrépido frente a cualquier peligro y prueba de la vida. Tiene su fundamento en la humildad y en la oración. Se compone de dos actos fundamentales: resistir y acometer.
Para desarrollar la fortaleza y el dominio de si mismo, algunas tribus indias, cuando el muchacho llega al término de la pubertad y van a declararlo con gran solemnidad hombre formado, suelen mandarlo dos semanas antes a una región en que abunde la caza. Le dan arco y flechas y una consigna interesante: le prohíben tocar cualquieer animal. La caza está delante de él; ante sus ojos corren el venado, la liebre... Todas las fibras del joven tiemblan de emoción, pero en vano. Le está vedado disparar la felcha. ¿Qué hacer, pues, durante dos semanas en la selva? Ha de estar en ayunas. Si puede cumplir estas condiciones que se logran a base de muchos pequeños vencimientos, lo declaran hombre formado.
El acto supremo de la fortaleza es el martirio por el que se sufre voluntariamente la muerte en testimonio de la fe. Los cristianos debemos estar dispuestos a dar la vida pro Cristo, si las circunstancias lo exigieran.
Esta disposición la manifestamos, en el cumplimiento diario de los deberes ordinarios, que la fe exige y que en ocasiones podrán resultar difíciles y costosos. Viviremos la fortaleza cada día, al vender las "cosas pequeñas" en los propios caprichos, el egoísmo y la comodidad, sabiendo que encontraremos dificultades en el trabajo, en las relaciones con los demás; que sufriremos dolor de muelas; la pérdida de las llaves, o un revés económico. Ese vencimiento sólo es posible con el amor de Dios. Domos fuertes si amamos.

*Tomado del libro La Importancia de las... cosas pequeñas, de Maty R. de Merodio

La lectura de este libro me ha hecho reflexionar sobre muchas cosas que han pasado en mi vida en los últimos meses, cosas difíciles que me han hecho primero saber que teng una familia que me apoya, segundo que puedo seguir adelante a pesar de todo y de todos y, sobre todo, que para sobreponerse a las dificultades y tristezas sólo a uno que puede darnos esa fuerza para continuar: Dios. 

miércoles, 25 de abril de 2012

Hoy fue un día Difícil

Emocionalmente fue un día complicado, sé que no es fácil sobrellevar una enfermedad como la mía, pero gracias a Dios cuento con el apoyo de mi familia.
Tengo un esposo que me ama y me comprenden. Somos felices como familia, pero sé que nuestra felicidad sería aún mayo si Dios nos hiciera el milagro de mandarnos un "pedacito de cielo" un pequeño que alegrara nuestra casa con sus risas y sus juegos. Deseo con el alma a ese hijo del corazón y el día que llegue mis brazos ya no volverán a estar solos nunca más

lunes, 23 de abril de 2012

Flores


Hoy solo quiero pensar en la alegría que me producen las flores. Su colorido me recuerda el pincel de Dios para regalarnos los mejores paisajes.

domingo, 22 de abril de 2012

Me Negaba a Creer


Durante años, desde que tengo recuerdos de ti siempre sentí que una barrera nos separaba. Tu rechazo, todas las veces que me heriste, física y emocionalmente, siendo yo una niña que te amaba; una niña que no entendía el por qué de tu actuar y tampoco tenía la manera de defenderse.
Con el paso del tiempo tu mismo proceder hizo que me volviera rebelde contigo y la brecha que nos separaba se fue haciendo cada vez más. Crecí, me volví adulta, autosuficiente y tú hiciste tu vida. Intenté mucha veces derribar ese muro invisible pero que hacía imposible que nos acercáramos. Lo intenté y lo deseaba una y mil veces y siempre me topaba con lo mismo: tu rechazo.
Cuando necesitaste de mi y pediste ayuda para ti y tu hija lo hice, te brindé lo que necesitabas y lo hice de todo corazón, sin esperar nada a cambia y creyendo que cumplirías tu palabra de devolver lo que te di en calidad de "prestado", cosa que nunca volvió... lo que más me dolía era que cada vez que podías me dijeras "ay, tenía tu dinero pero lo gasté en otras cosas"... y siempre te contesté que no importaba, aunque me dolieran tus palabras.
Siempre criticaste a mis amigos, mis gustos... todolo que hacía y que era importante para mi.
Fueron años que aguanté todo eso con la esperanza de que un día todo comprenderías que te amaba porque eres parte de la persona que más amo en la vida: mi madre.
Cuando una vez, en un momento de debilidad, llorando te confesé una situación muy dolorosa para mi y me abrazaste, sentí ese abrazo tan falso que mejor me guardé todo lo que quería decirte para mitigar mi dolor.
Sólo una vez, una vez nada más sentí un poco de cariño de tu parte: cuando me casé y les informé que la situación de mi ahora esposo y la mía era económicamente difícil y que sólo habría una ceremonia religiosa y nada más.
Tú te ofreciste a colaborar para que hubiera un convivio y gracias a mis hermanos que también se unieron a la iniciativa se hizo una pequeña fiesta: ese detalle lo guardaré en mi corazón por siempre como un acto de amor, algo que yo necesitaba mucho de todos ustedes.
Con el tiempo supe que el motivo de tu rechazo fue desde el día que nací, ser la hija más pequeña no fue mi culpa, son circunstancias que no puedo cambiar y yo no tengo UN SOLO RECUERDO NEGATIVO DE MIS PADRES.
Todo lo que me hiciste fue pasable, porque me lo hiciste a mi: Pero que te comportes como lo haces ahora con mi madre es algo que no puedo pasar. Sé que el muro entre tú y yo ya se hizo más alto, más infranqueable... y me duele, pero también hay sentiemientos que por ahora no puedo decir que ya pasaron y que todo está bien.
Como católica convencida que soy, y en quien creo y por mi madre que de mi parte de merece todo, todo lo mejor te digo: QUE DIOS TE BENDIGA.
Que todo lo que ahora tienes se multiplique y que seas feliz, pero a mi déjame, necesito estar sola (sin ti y los tuyos), no verte por mucho tiempo para que mi corazón y mi alga encuentren paz en el único que me lo puedo dar: Dios.
No te digo adiós para siempre, porque sé que no puedo hacerle eso a mi madre, pero sí te digo un hasta luego indefinido... cuando sea el tiempo y la voluntad de Dios nos reencontraremos.

viernes, 20 de abril de 2012

¿Por qué?



Cuando alguien decide antentar contra su vida y lo logra es triste, es desgarrador para aquellos que somos pro vida, que creemos en Dios que sabemos que nos dio la vida como un regalo... pero hace dos días que desperté con la noticia de que una mujer con siete meses de embarazo se quitó la vida, y por supuesto mató al pequeño ser que llevaba dentro de ella, sólo porque el padre de la criatura no quiería hacerse cargo.
Qué crisis de valores tenemos. Cuánta falta nos hace Dios en nuestra vida, pensé. ¿Cómo es posible que por su egoísmo le negara la oportunidad de vivir a un pequeñito?, lo peor era su segundo hijo, dejó en la huérfano a otro de 10 años.
Y sentí ganas de llorar porque habemos mujeres que deseamos con todo nuestro ser tener un hijo y no necesariamente nacido de nuestras entrañas. Queremos igual a un hijo biológico que a un hijo del corazón.
Nosotros estamos en espera de que nos asignen a nuestro hijo, la espera a sido larga, tortuosa, difícil, llena de sinsabarores... pero no nos rendimos.
Pero no dejo de pensar en ese pequeño ser al que por un problema en el que él era el más inocente, su madre lo mató.

jueves, 19 de abril de 2012